viernes, 12 de noviembre de 2010

Perdida y no hay adonde ir, no tengo donde ir...no pertenezco a ningún lugar y nada es mío.

No existo.

Sin borrega ni platos de Xilitla ni mis florecitas (una lila, un fiucsa) ni nada. Ya no tiembla todo cuando pasa un camión ni hay hora de la comida y lo que más odio es que mi momento preferido del día se perdió; todo valía la pena por ese momento. Todo se perdió...

En el aire y no precisamente volando. Sólo camino por la ciudad tratando de que pase más rápido el tiempo para que sea de noche y deba dormir o para que en un un último suspiro de esperanza...el teléfono suene.

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