Uno piensa: que más da, ahora tendré tiempo de sobra. Qué ingenuidad! Ahora no hay tiempo para nada. No hay tiempo para beber un té y disfrutar el redescubrimiento del Chai rojo con leche; no hay tiempo para ver viejos ni nuevo amigos; no hay tiempo para ver a la gente caminar y pensar cual de sus prendas sí quisiera tener y cuál no; no hay tiempo para leer cosas sin importancia que me hagan ilusionarme con lugares y sensaciones mejores; no hay tiempo para pensar que todo durará para siempre; no hay tiempo para decirle que vayamos por un café o una chela porqué debo llegar a casa para terminar lo que sigue y por que parece que ya no hay nada más que decir; no hay tiempo para enojarse y llorar entrañablemente sin sentir que tengo algo que hacer y debo apurarme a sentirme mal; no hay tiempo para escribirle una carta y enviarla a París; no hay tiempo y menos dinero para soñar en ese viaje...AHHHHHHHHH! Corro, corro y me siento correteada. Me gusta, no me gusta, me gusta, no me gusta. Sólo quiero un momento para un suspiro, para un poco de nostalgia, para un poco de egoísmo, para un poco de ocio.... para poder extrañar y para poder recordar. Hay algunas sensaciones que ya no siento.
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